(Narrador)
Cuentan que había una vez un muchacho, hijo del Jefe de la tribu que por fuerte y veloz se lo llamaba "Ñandú Guasú".[1]
Un día se dió cuenta que estaba profundamente enamorado de una muchacha joven y hermosa. Ellos habían crecido juntos. Muchos muchachos que andaban por ahí estaban interesados también en ella y Ñandú Guasú, al darse cuenta de eso, ya quería casarse rápidamente con ella.
Esa muchacha le dijo:
– Nos casaremos si me traes un obsequio de verdad, que sea diferente de los demás, un presente bello y por consiguiente que no pueda ser reemplazado,[2] así me demostrarás tu amor –le dijo.
Así dijo también la muchacha a los demás muchachos. En poco tiempo se juntaron en su casa tantas cosas bellas que llegaban de los alrededores.
Se le traía collares hechos de plumas multicolores de aves, acaso si no eran aretes de piedrecillas brillantes o de origen cristalino.
También le traían esas pulseras de todo tipo tejidas de esterillas, y esas flores de las más bellas de nuestros bosques verduzcos.[3] Pero de entre esos regalos ninguno provenía de Ñandú Guasú.
A Ñandú Guasú no se lo vió más por allí. Había ido por el bosque a buscar algo bello que pueda ablandar el corazón de la muchacha. Sólo quería encontrar alguna cosa que pueda traer y ver si sensibilizaba a su amada.
Cuando andaba por lo lejos, como quien algo ha perdido, de pronto encontró al Duende Bondadoso del Bosque que estaba tejiendo una tela entramada brillante que lucía con los colores del sol.
Ñandú Guasú esperó que se termine el tejido por la rama de un árbol[4], y cuando iba a tomarlo para llevárselo a su amada, se le acercó "Yasý Ñemoñaré",[5] que andaba también entusiasmado por la muchacha. Allí mismo se enfrentaron en una larga pelea.
Ñandú Guasú doblegó a Yasý Ñemoñaré y cuando iba a tomar el preciado tejido, trabajo del Duende Bondadoso del Bosque, se soltaron los hilillos y se deshizo la obra en sus manos.
Después de mucho intentar, Ñandú Guasú quedó nuevamente sin nada. Se sentó por eso sobre un tronco seco acostado a pensar.
Estando así, vio de pronto a su anciana madre venir hacia él con la intención de ayudarlo. Viendo lo que suedió a su hijo, procedió a arrancar sus cabellos blancos y empezó a tejerlos.
Tejió de esa forma una obra preciosa, muy parecida a la del Duende Bondadoso del Bosque, y que podía ser acariciada y fregada sin deshacerse.
A la luz del sol, el tejido se contagiaba de variados colores, rojo, amarillo, azul, blanco y se transformaba en un tejido adormado brillante al que llamaron "Ñandutí". Esto significa "canas de avestruz".
Por esto también llamaron ñandú a esos animalillos[6] que andan por los bosques tejiendo algo parecido al trabajo de la anciana.
Desde aquella vez las nuevas generaciones de mujeres, hasta las señoras, señoritas y niñas incluso, descendientes paraguayas, hacen este bello trabajo que no deja de ser admirado y que resplandece como el sol, con colores que lo adornan con donaire y que deslumbra nuestros ojos con ternura y alegría.[7]
Cuentan que había una vez un muchacho, hijo del Jefe de la tribu que por fuerte y veloz se lo llamaba "Ñandú Guasú".[1]
Un día se dió cuenta que estaba profundamente enamorado de una muchacha joven y hermosa. Ellos habían crecido juntos. Muchos muchachos que andaban por ahí estaban interesados también en ella y Ñandú Guasú, al darse cuenta de eso, ya quería casarse rápidamente con ella.
Esa muchacha le dijo:
– Nos casaremos si me traes un obsequio de verdad, que sea diferente de los demás, un presente bello y por consiguiente que no pueda ser reemplazado,[2] así me demostrarás tu amor –le dijo.
Así dijo también la muchacha a los demás muchachos. En poco tiempo se juntaron en su casa tantas cosas bellas que llegaban de los alrededores.
Se le traía collares hechos de plumas multicolores de aves, acaso si no eran aretes de piedrecillas brillantes o de origen cristalino.
También le traían esas pulseras de todo tipo tejidas de esterillas, y esas flores de las más bellas de nuestros bosques verduzcos.[3] Pero de entre esos regalos ninguno provenía de Ñandú Guasú.
A Ñandú Guasú no se lo vió más por allí. Había ido por el bosque a buscar algo bello que pueda ablandar el corazón de la muchacha. Sólo quería encontrar alguna cosa que pueda traer y ver si sensibilizaba a su amada.
Cuando andaba por lo lejos, como quien algo ha perdido, de pronto encontró al Duende Bondadoso del Bosque que estaba tejiendo una tela entramada brillante que lucía con los colores del sol.
Ñandú Guasú esperó que se termine el tejido por la rama de un árbol[4], y cuando iba a tomarlo para llevárselo a su amada, se le acercó "Yasý Ñemoñaré",[5] que andaba también entusiasmado por la muchacha. Allí mismo se enfrentaron en una larga pelea.
Ñandú Guasú doblegó a Yasý Ñemoñaré y cuando iba a tomar el preciado tejido, trabajo del Duende Bondadoso del Bosque, se soltaron los hilillos y se deshizo la obra en sus manos.
Después de mucho intentar, Ñandú Guasú quedó nuevamente sin nada. Se sentó por eso sobre un tronco seco acostado a pensar.
Estando así, vio de pronto a su anciana madre venir hacia él con la intención de ayudarlo. Viendo lo que suedió a su hijo, procedió a arrancar sus cabellos blancos y empezó a tejerlos.
Tejió de esa forma una obra preciosa, muy parecida a la del Duende Bondadoso del Bosque, y que podía ser acariciada y fregada sin deshacerse.
A la luz del sol, el tejido se contagiaba de variados colores, rojo, amarillo, azul, blanco y se transformaba en un tejido adormado brillante al que llamaron "Ñandutí". Esto significa "canas de avestruz".
Por esto también llamaron ñandú a esos animalillos[6] que andan por los bosques tejiendo algo parecido al trabajo de la anciana.
Desde aquella vez las nuevas generaciones de mujeres, hasta las señoras, señoritas y niñas incluso, descendientes paraguayas, hacen este bello trabajo que no deja de ser admirado y que resplandece como el sol, con colores que lo adornan con donaire y que deslumbra nuestros ojos con ternura y alegría.[7]
[1] Ñandu Guasu significa "avestruz". Los traductores no estimaron conveniente traducir este nombre propio, más allá de acentuarlo para leerse en español igual que en guaraní.
[2] Tekovia, mejor que simplemente ser reemplazado, indica dejar de absorver el sentimiento de los demás, por el objeto o persona a que se refiere.
[3] Al parecer, en el guaraní original no existe diferencia entre los colores verde y azul (ambos son hovy), a pesar de que los dos colores pertenezcan a la naturaleza. Sin embargo, modernamente se llama hovy al azul, y hovyũ al verde.
[4] Se refiere a Ñandú Guasú esperando sentado en la rama del árbol, y no al tejido extendido en ella.
[5] Jasy Ñemoñare significa exactamente "Descendiente de la Luna", o simplemente "Hijo de Luna" (respetando en este caso las mayúsculas, debido a la deidad que los primitivos asignaban a la luna).
[6] En guaraní también se llama ñandu a la araña, ñandurenimbo al hilo de araña, y ñanduti a la tela (red) de araña.
[7] Es posible que se peque de excesivo patriotismo, pero aquí se está refiriento a un tejido muy ralo de hilo, el ñandutí, hecho exclusivamente a mano y de manera muy artesanal. Los métodos antiguos se mantienen hasta hoy: una ciudad de Paraguay, llamada Itauguá, mantiene vigente esa tradición.
Fuente: [ILP1:99]. Traducido al español por Carlos A. Ferreiro y Eduardo Dietrich
Comentado por Manuel F. Fernández - © www.guaranirenda.com - 200
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