Fuera del Paraguay, la revuelta de Febrero '36 fue interpretada como una paradoja porque derrocó a los políticos que habían ganado la guerra. En cambio los soldados, veteranos, estudiantes y otros que se sublevaron sintieron que esa victoria había sucedido pese al gobierno liberal. Prometiendo una revolución nacional y social, el Partido Revolucionario Febrerista (PRF) normalmente conocido como el Febrerismo, puso al desterrado en la Argentina coronel Franco como presidente. El gobierno de Franco demostró ser serio sobre la justicia social desposeyendo más de 200.000 hectáreas de tierra para dárselas a 10.000 familias campesinas. Además el nuevo gobierno les garantizó el derecho de huelga a los obreros y estableció el día laboral de ocho horas. Quizás la contribución más duradera de ese gobierno afectó a la conciencia nacional. En un gesto de volver a escribir la historia y borrar siete décadas de vergüenza nacional de un plumazo con el guiño del coloradismo, Franco declaró a Francisco Solano López como un "héroe nacional sin ejemplar" porque se atrevió a enfrentar a las amenazas extranjeras y fue enviado un equipo a Cerro Corá para encontrar su tumba nunca marcada. Una vez encontrado el cuerpo, el gobierno lo enterró junto con su padre Don Carlos López en una capilla designada como el "Panteón Nacional de Héroes" y después erigió un monumento en su honor en Lambaré, la colina dominante de Asunción.
Entre tantas trifulcas políticas, se logró un buen resultado para terminar el viejo litigio chaqueño: se firmó la paz con Bolivia el 21 de julio de 1938, fijando los límites finales más atrás de las líneas militares paraguayas en ese entonces, pero ganando por cierto bastante territorio nuevo a los bolivianos aunque no se logró retener el río Parapití como frontera. En un plumazo, los resultados fueron positivos ya que desde la Independencia, el Paraguay no conseguía efectivizar su posesión sobre el Chaco entero por diversas razones: indios belicosos locales, la derrota en 1870 que priorizó la rápida normalización de la vida cotidiana, contener a la Argentina en sus pretensiones entre el río Verde y el río Pilcomayo, las pullas entre colorados y liberales... para al final lograr más tierra más allá del límite más generoso jamás propuesto con Bolivia en tiempos de paz (Pinilla-Soler, 1907) y quedar el puerto Bahía Negra bajo soberanía indiscutible paraguaya. A Bolivia se le cedió unos pocos kilometros del río Paraguay al norte del puerto Bahía Negra y la entera posesión del río Parapití para evitar su insastifacción (y probables y futuros deseos de una guerra revanchista) y demostrar que el Paraguay pese a la guerra no provocada por él y luego ganada demostraba interés en la hermandad con sus vecinos.
Estigarribia que se encontraba en los Estados Unidos como enviado especial, comprendió rápidamente que debía adoptar muchas ideas febreristas para evitar la anarquía y exhibir señas de dialogo con los opositores. Eludiendo a los ultraliberales en el Congreso Nacional quienes se oponían a él, Estigarribia asumió "temporalmente" poderes dictatoriales en febrero de 1940, pero prometió que la dictadura se acabaría en cuanto una constitución realista y acorde a los tiempos fuera escrita.
Estigarribia persiguió vigorosamente sus metas. Comenzó un programa de reforma de tierra que prometía una pequeña parcela para cada familia paraguaya. Volvió a abrir la universidad, equilibró el presupuesto, financió la deuda pública, aumentó las reservas del Banco Central, llevó a cabo reformas monetarias y municipales y preparó planes para construir carreteras y obras públicas. Un plebiscito hecho en agosto de 1940 ratificó la constitución propuesta por Estigarribia que permaneció vigente hasta 1967. La constitución de 1940 prometió un "fuerte pero no despótico" presidente y un nuevo y fuerte estado de derecho pero expandió grandemente el poder a favor de la rama ejecutiva legitimando así una abierta dictadura.
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